La guía definitiva para salir a cenar con tu cita
Ir a cenar juntos es una de las primeras opciones a la hora de planear una cita. Este clásico, sigue siendo la alternativa porque, aunque para muchos es muy “a la antigua”, representa una oportunidad para tener un espacio íntimo (pero no demasiado) para conocerse e identificar fácilmente puntos positivos y negativos de tu date.
“La dinámica en un restaurante puede ayudarte a ver de primera mano mucho de una persona: desde qué le gusta (y porqué), sus modales, sus temas de conversación y hasta el rol que quiere jugar en la relación”, explica Rocío Cardosa, Project Manager de AdoptaUnChico. Para que puedas lograr todo eso sin morir en el intento, ésta es la guía básica (para ella y él) que necesitas para salir a cenar en una cita:
Elijan el lugar ideal entre los dos
Además de ser un sitio donde puedan conversar (es decir, algo alejado del estruendo de un bar o un antro), es importante que sea una opción que ambos puedan disfrutar o que resalte sus gustos en común. Evita ir al lugar de siempre; no sólo refleja que no te gusta salir de tu zona de confort, sino que, si la cita no es un éxito, terminarás asociando tu restaurante favorito con una noche desastrosa.
No seas pretencioso
Aunque su elección haya sido un sitio muy elegante o de moda, tratar de impresionar a tu date puede jugar en tu contra, sobre todo si en realidad no eres un foodie. Si en verdad la gastronomía o los vinos son lo tuyo, deja que salga de manera natural. No pidas platillos exóticos que hagan la noche más complicada que su receta.
Presten atención a la comida
El punto de salir a cenar, además de conocerse, es, primordialmente, comer. Si estás enfrascado en tu plática, la otra persona nunca sabrá cuándo es adecuado empezar y terminarán ambos con un plato frío. Por otro lado, aunque tengas mucha hambre, no comas como si fuera tu primer alimento en días. Dedícate a saborear tu comida y a seguir el hilo de la plática; el modo en que lo disfrutas puede ser una metáfora de cómo gozas otros momentos.
Límites
Además de no cruzar ciertas barreras físicas en la mesa, no te excedas en lo que comes o bebes. Evítate a ti y a tu date la incómoda situación de ser esa persona que no midió sus copas o la que terminó su cita con “mal del puerco”.
Modales
La etiqueta básica es apreciada siempre y nunca dará una mala impresión de ti. Si ambos pidieron algo que se ve increíble, no te adelantes a tomar algo de su plato sin consultar primero o si no habían establecido eso desde que ordenaron. Asimismo, tu manera de interactuar con los meseros pinta un retrato de tu forma de ser que no pasará desapercibido.
No lo conviertas en interrogatorio
Las pláticas de cuestionario en las que en un par de horas exprimes toda su historia personal y laboral, tienen más probabilidades de terminar con la entrega de un CV que de un primer beso. En algún momento gira la conversación hacia temas que no sean estrictamente personales. Esto no sólo dejará abierto el misterio de conocer más de ustedes con el tiempo, sino que demostrará que eres una persona genuinamente interesante.
Quién paga la cuenta
La eterna controversia; para unos es una galantería ultra necesaria y para otros una oportunidad para demostrar que puede haber igualdad de roles. La realidad es que todo depende de cómo se sientan ambos al respecto. Ahórrate el estrés. Antes de que llegue la cuenta, expliquen qué prefieren: que él pague, dividir la cuenta o, incluso, abrir la puerta para otra cita estableciendo que uno de ustedes pague en la siguiente.
Percibe el mood de la velada
Para ambos, es importante ver cómo se va desarrollando todo y si hay chispas de algún tipo. El foco de la noche puede cambiar después de la cena; desde que están comiendo ve analizando las señales que te dirán si quieren que la noche termine al pagar la cuenta o que el postre sea en otro lado.